miércoles, 30 de marzo de 2011

Miami

Después de haber pasado una semana en la playa y con un tiempo totalmente veraniego, toca volver al frío, y, por lo visto, a la nieve. Sí, se prevé una tormenta de nieve para mañana. Y estamos casi en Abril, parece mentira.

La verdad es que ha sido un viaje increíble. Completamente relajado. Sin preocupaciones, sin prisas. Como si el tiempo se hubiese parado regalándonos esos cinco días sólo para disfrutar. Claro que también hemos pasado alguna que otra ventura.

Nada más empezar nos equivocamos de línea de metro y terminamos a las once de la noche en una estación perdida del Bronx con tres o cuatro personas de muy cuestionable apariencia. Por suerte una amable mujer nos sacó de nuestro error indicándonos el camino correcto. Cuando nos dimos la vuelta por fin conseguimos llegar al aeropuerto, el cual nos lo tuvimos que recorrer de arriba a abajo hasta que encontramos un lugar donde quedarnos hasta que saliera nuestro avión.

Por fin conseguimos llegar a Miami. Por supuesto nos perdimos intentando encontrar el hostal, nos recorrimos gran parte de uno de los barrios de la ciudad. Pero cuando finalmente conseguimos llegar, nos dimos cuenta de que el hostal estaba situado a apenas tres metros de la playa rodeado de innumerables hoteles de lujo. Lo bueno de los viajes es que siempre se conoce a gente interesante. En este caso conocimos a un catalán que llevaba viajando desde octubre por todo el mundo. Solo. Creo que hay tener bastante valor para hacer eso.

El ambiente de Miami por supuesto es inigualable. Coches de lujo, hoteles increíbles, hombres y mujeres de pieles bronceadas y que parece que acaban de salir de un anuncio de revista, sol, playa, palmeras, fiesta... Absolutamente todo lo ideal para desconectar y pasárselo bien.
Modelo: Patricia Felix
Fotografía: Claudia Robles/Sara García

Tomar el sol en Miami Beach y cenar en Ocean Drive hace que te sientas como si de verdad fueses alguien importante, dueño de algunas de esas impresionantes casas con vistas al mar o a alguno de los canales. Sin olvidar la cena en los 100 Montaditos para recordar la patria añorada. Un mal jamón serrano y una seca tortilla de patata nos acercan un poco más a nuestro lejano hogar.

Claro que creo que lo mejor fue el viaje de vuelta. Después de cancelar nuestro vuelo y de que consiguiéramos que nos metieran en “stand by” en otro que llegaba lo suficientemente pronto para no tener que pasar la noche en la estación de autobuses de Nueva York, teníamos 45 minutos para pasar los controles y llegar a la puerta de embarque sin siquiera saber si habría sitio suficiente para todos, pues había cuatro personas delante de nosotros, y eso sin contar con que uno había perdido el pasaporte… Cuando por fin conseguimos llegar, sin saber cómo ni por qué aparecimos los primeros en la lista y entramos todos al vuelo. Y lo más increíble es que cuando llegamos a la estación de autobuses no tuvimos que esperar ni 15 minutos.

Sin embargo, en este momento, la sensación de verano en pleno Marzo, descoloca bastante. Sobre todo cuando al volver hay una pila ingente de cosas por hacer: ensayos, exámenes, deberes… del calor húmedo al seco frío en menos de un día. Y ahora contando los días que quedan para las próximas vacaciones…

2 comentarios:

  1. me alegro mucho de tus viajes; desde luego esta sí que ha sido una de esas decisiones que te cambian la vida, y tú has sabido elegir muy correctamente!!

    llegaste a ver a los CSIs de miami?? jajaja

    ResponderEliminar
  2. jajajaja No! No he visto a los CSI de miami... aunque no habría estado mal....

    Un besote!!! (espero respuesta al privado.... jejeje)

    ResponderEliminar