sábado, 19 de febrero de 2011

Rutina

Apuntes encima de la mesa, libros que forman una torre inestable encima de una silla que nunca fue devuelta a su sitio, cacharros por fregar, ropa que ordenar, restos de palomitas encima del edredón de la cama y tener que volver a vestirme con cinco capas para no pasar frío. Parece innegable que la rutina vuelve a formar parte de mi vida.

Todo el mundo siempre cree tener algo mejor que hacer que ir a clase o ir al trabajo. Siempre nos quejamos de lo rutinaria que parece la vida y contamos los días por ¿cuánto queda para las siguientes vacaciones? Así que simplemente dejamos pasar los días, uno tras otro, haciendo cada día lo mismo que el anterior, cada semana lo mismo que la anterior hasta que llegan esos pocos días de vacaciones que tanto estábamos esperando y que tanto nos habíamos prometido que íbamos a disfrutar.

En mi caso, prefiero engañar a la rutina e intentar hacer que cada día y cada semana sea algo distinta a la anterior, y, de esa manera, disfrutar no sólo los días de vacaciones, si no el resto de los días que parecemos estar destinados a vivir sin ser dignos de mención. Y, ¿qué es lo que he estado haciendo? Pues sí, ir a clase, pero además he escrito un ensayo de cuatro páginas en inglés en una tarde, he hecho una presentación delante de una clase en la que todos eran unos desconocidos y tres o cuatro exámenes, me he pintado las uñas de colores, he cocinado unas tortitas que salieron azules por culpa de los lacasitos, he comprado unos billetes de avión dos veces porque la página en los que los compramos la primera vez resultó ser muy turbia e inútil, he enviado una carta que nunca llegará a su destino, he recibido otra que todavía necesita ser respondida, y ¿por qué no? también he tenido un par de noches de fiesta. Claro que quizás lo que más merece ser mencionado de ésta última semana es el increíble buen tiempo que ha hecho con temperaturas por encima de los cero grados. Después de haber estado durante semanas sepultados bajo metros y metros de nieve, ver aparecer en el cielo un sol radiante le alegra el día a cualquiera.

Desafortunadamente, hoy, noche de sábado, volvemos al frío polar, con ese viento que corta la cara, que casi te impide respirar y que te hace tener ganas de no salir de la cama en todo el día. Hoy es una de esas noches de sábado en las que te quedas en casa. Noches de no salir y frases sin sentido.

Noches de chocolate y película. Canciones fiesteras, canciones de Disney y canciones románticas. Sentirse independiente pero echar de menos. Querer ser libre pero volver a casa. Orden dentro del caos. Y cansancio de no hacer nada.

Buscar el secreto. El secreto no existe. El secreto eres tú.