Hoy es uno de esos días en los que, por más que quisiera, de
ninguna manera podría explicar cómo me siento. Es como si estuviera demasiado
saturada y no pudiera entender ninguno de los sentimientos que pasan por mi
cuerpo. Me miro a mí misma y me pregunto qué me está pasando. De qué manera he
llegado a esto. En qué momento me perdí. Y si algún día fui consciente de mí
misma. De, simplemente, ser.
Es como si me pasara la vida esperando. Esperando que el entorno o
las personas me den las cosas que no encuentro dentro de mí. Como si no supiera
ser yo misma. ¿Cómo se aprende a ser uno mismo? ¿Cómo te arreglas cuando
piensas que estás roto? ¿Se puede arreglar algo que se ha estado haciendo mal
durante mucho tiempo?
Siento como si toda mi vida fuera inestable, impredecible,
incierta. Pero ¿cómo aprende uno mismo a ser su propia estabilidad? A saber que
aunque todo varía, que aunque desconozca qué pasará mañana, yo seguiré ahí y
seguiré siendo yo, y no pasará nada porque sabré que sólo me necesito a mí
misma para sentir seguridad. Que es dentro de uno mismo donde se encuentran las
cosas que nos hacen falta. Pero, ¿cómo hacer las cosas diferentes para no
acabar siempre en el mismo punto? ¿Cómo hacer que las cosas no te afecten?
Quizá todo sería más fácil si pudiéramos identificar lo que
queremos, o lo que necesitamos. Pero, creo que quizá esto son cosas que nunca
se llegan a saber con claridad. Y hay que seguir caminando por la vida sin
saberlas. Incluso sin entenderse a uno mismo. Porque dicen que la vida hay que
vivirla, no entenderla, y por eso nunca encontramos respuesta para tantas
preguntas. Pero yo aún no he averiguado cómo se hace eso y me pregunto si sólo lo dicen las personas que saben no darle vueltas a la cabeza para
justificar su falta de respuestas.
Y sólo hasta aquí puedo leer.